¿Cuantos de nosotros nos hemos
preguntado que sucede con los egresados de los centros de protección cuando
egresan? Supongo que muy pocos nos hemos hecho esa pregunta y si alguien se la
ha formulado así mismo o a alguien más, no ha obtenido respuesta alguna. La
respuesta es sencilla: hay dos caminos a los que se enfrentan los egresados de
protección, uno es pelear contra el destino, la sociedad, la desigualdad y la
falta de oportunidades que depredan este país, para poder alcanzar lo que ha
deseado. El otro camino, es irse por la vía “fácil” y optar por lo que ya
conoce, sea el camino de la delincuencia, las drogas y demás. Muchos de estos
jóvenes luego de escampar por un tiempo en algunas instituciones, terminan
literalmente en la calle.
Ciertamente no es una situación fácil y más cuando eres un niño de 13 años que ha vivido en un entorno social y familiar difícil y pasas 5 años de tu vida encerrado en una institución donde tienes todo lo que quieres y necesitas a la hora y en el momento adecuado, cuando no conoces como es el mundo afuera, cuando tu idea del mundo es lo que vives al interior de la fundación y lo que has vivido en tu entorno familiar y social; de un momento a otro te ves enfrentado a asumir tu vida de una forma independiente, donde no vas a tener al educador, ni al psicólogo(a) para que te oriente, ni vas a tener el servicio de casino que te da la alimentación que se adecua a tu nutrición, ni el servicio de lavandería, ni la señora del aseo, es cuando el miedo se apodera de ti, porque no sabes que hacer, para donde caminar, si no tienes el apoyo de tu familia como sucede en muchos casos de protección, es más difícil aún. Es en ese momento donde se va a reflejar el resultado de todo ese proceso de protección y preparación integral al que le apuesta el ICBF.
El principal problema de los centros de
protección, es la preparación para la vida independiente, ya que no existe
(ICBF dice que está trabajando en eso) apoyo post egreso que les garantice a
estos chicos y chicas una preparación para que ellos puedan asumir su vida con
autonomía, responsabilidad y estabilidad, y sobre todo encontrar apoyo
estratégico en la inclusión laboral, inclusión a la educación superior, apoyo
al emprendimiento entre otros espacios que van a fortalecer su crecimiento
integral.
La preparación que reciben los jóvenes en
muchos de los centros de protección, no está alineada con la exigencia del mundo que hay afuera, esto en cuento a lo
educativo y laboral y si hablamos de egreso, el resultado final, es un joven
confundido y totalmente desorientado que opta por adoptar el estilo de vida que
ya conoce; pandillas, actividades delincuenciales, prostitución, drogadicción entre
otros, dependiendo del caso específico, y el final de la historia termina en un
trabajo de protección perdido, en unos chicos y chicas con los que no se logró
el objetivo y con féretros que entierran con ellos la esperanza de una mejor
historia de vida.
El problema radica también en que se subestima
la inteligencia y las capacidades de los chicos en protección y esto no lo hace
la sociedad, ni la gente del sector, ni los amigos del colegio, lo hacen los
mismos miembros de equipo de los centros de protección, cuando implementan
dentro de lo que ellos llaman preparación para la vida independiente, programas
de capacitación para el oficio, como panaderías, ebanistería, soldadura, entre
otros, y no son capaces algunos de pensar mas allá y darse cuenta que no todos
los chicos aspiran a este tipo de oficios, que muchos de ellos aspiran a ser
médicos, músicos, químicos, comunicadores, empresarios, políticos, actores
culturales y sociales, y así gestionar espacios educativos y de capacitación que
le permitan a ellos acceder a programas, diplomados, carreras y demás para que
salten esa barrera de la preparación para el oficio.
Cabe anotar el esfuerzo que hacen algunas
instituciones por cambiar este panorama, sin embargo, es el panorama que
predomina en la mayoría de los centros de protección.
Que buen artículo Jhon... felicidades
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